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Celebración Controversial: Sandro Castro y la Crisis Energética en Cuba |
Una fiesta que desafió la oscuridad en La Habana
En un escenario donde la penumbra cubría gran parte del país, Sandro Castro, nieto del fallecido Fidel Castro, decidió que la fiesta debía continuar. Tal como lo había prometido, celebró su cumpleaños en el exclusivo bar EFE de La Habana, iluminado y abastecido, mientras gran parte de la población lidiaba con apagones interminables.
"Gracias a todas las personas por venir, gente linda, sencilla, grande mi Cuba", expresó Sandro en sus redes sociales, dejando claro que, para él, las críticas eran irrelevantes: "A mí me importa poco lo que se diga de mí", declaró entre risas y brindis.
Entre espumosos y Tequila Rose
El festejo no escatimó en lujos. Desde un cóctel de bienvenida hasta shots de Tequila Rose, cada detalle parecía diseñado para destacar el contraste entre la abundancia del bar y la escasez que azota a la mayoría de los cubanos. Incluso, prometió cerveza Cristal, cuyo costo de 500 pesos por unidad supera lo que muchos trabajadores ganan en un día.
La isla en crisis, pero la fiesta sigue
Mientras tanto, el país enfrentaba la desconexión del bloque 1 de la Central Termoeléctrica Felton, agravando la situación energética. Sin embargo, ni el apagón masivo ni las críticas detuvieron a Castro y sus amigos. Carlos Rogelio Bolufé, conocido como Carlucho Verde, organizador del evento, fue contundente en una transmisión en vivo: "El país se puede hundir, pero nosotros estamos celebrando la fiesta".
Un “joven cubano revolucionario”
A pesar de las críticas generalizadas, Sandro Castro se defendió con vehemencia. En un video publicado en Instagram, afirmó ser "un joven cubano revolucionario" y justificó su celebración como un acto normal: "Tengo derecho a festejar como cualquier otro joven". Además, tachó a sus detractores de "voceros de Estados Unidos", ignorando las crecientes tensiones sociales y los prolongados apagones que han llevado al límite a la población.
¿Derecho o provocación?
El cumpleaños de Sandro Castro reabrió el debate sobre los privilegios de ciertos sectores en Cuba frente a la precariedad del resto. Mientras muchos padecen largas horas de oscuridad, escasez y restricciones, este evento se sintió como un recordatorio de la desconexión entre la élite y la realidad diaria de los cubanos.
En una isla marcada por la desigualdad, la fiesta de Sandro Castro fue mucho más que una celebración: fue un símbolo de los contrastes que definen la Cuba actual. Entre luces de neón y discursos revolucionarios, el nieto del dictador dejó claro que, para algunos, la fiesta nunca se detiene, sin importar cuán oscura sea la noche para los demás.
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Con información de: CubaNet
Redacción: CubaEnfoque
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