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| Impacto de los apagones en Cuba: La Central Guiteras y el colapso del sistema eléctrico nacional. |
Una madrugada sin luz: la historia que se repite
Era apenas pasada la medianoche cuando, otra vez, el apagón llegó como un invitado no deseado. La Central Termoeléctrica Antonio Guiteras de Matanzas, fiel a su reputación de vulnerabilidad, sufrió una desconexión automática a las 2:08 a.m., sumiendo a Cuba en una nueva noche de tinieblas.A través de su canal de Telegram, la Empresa Eléctrica de La Habana informó que ya se están realizando labores para devolver el suministro eléctrico. Pero, ¿cuánto más se puede soportar esta precariedad eléctrica?
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| Termoeléctrica Antonio Guiteras |
La crónica de una crisis anunciada
Desde octubre, el Sistema Eléctrico Nacional (SEN) parece haberse declarado en huelga. Tres apagones generales han marcado la vida de los cubanos, todos con un denominador común: la Guiteras. Una planta envejecida, desgastada por el paso del tiempo y la falta de un mantenimiento adecuado, se ha convertido en el símbolo de una crisis energética que devora cualquier atisbo de normalidad en el país.
Aquel primer apagón del 18 de octubre dejó a toda la isla sumida en la oscuridad, desencadenando un torbellino de críticas en redes sociales y obligando al presidente Díaz-Canel a salir al ruedo con promesas que hoy parecen tan vacías como las despensas de muchas familias. Desde entonces, los apagones no han hecho más que multiplicarse, añadiendo nuevas capas de incertidumbre a la ya complicada vida en Cuba.
Crisis social: cuando la oscuridad invade el día a día
Las noches sin electricidad no solo apagan bombillas; también extinguen la paciencia. En un contexto de crisis económica, la falta de luz es más que un inconveniente: es una sentencia. Hogares enteros han tenido que recurrir al carbón y al gas licuado como alternativas desesperadas, enfrentándose a interminables filas y a un mercado negro que prolifera a la sombra de la necesidad.
El descontento social, que ya hervía a fuego lento, ha explotado en forma de cacerolazos y protestas en distintas localidades. Las calles se llenan de reclamos que chocan con el eco vacío de las promesas oficiales, mientras los ventiladores enmudecen y las noches tropicales se convierten en pruebas de resistencia.
Huracanes, sismos y un sistema al borde del colapso
Como si los apagones no fueran suficiente, los desastres naturales también han pasado factura. El huracán Oscar, a finales de octubre, dejó un rastro de devastación en las provincias orientales, empeorando una situación ya de por sí crítica. Y en noviembre, una serie de sismos en Granma dañaron aún más una infraestructura eléctrica que ya parecía sostenida con cinta adhesiva.
La falta de combustible y las averías constantes en otras centrales termoeléctricas completan este panorama sombrío, llevando el déficit energético a cifras que superan los 1,400 MW según informes oficiales.
Un horizonte incierto: diciembre sin respuestas
El 2 de diciembre, un nuevo apagón masivo golpeó Santiago de Cuba y Guantánamo, dejando a miles de personas en la penumbra. La línea de 110 kV de la Central Termoeléctrica de Renté sucumbió, demostrando, una vez más, que el sistema eléctrico nacional está al borde del colapso.
Reflexión final: ¿hasta cuándo soportará el pueblo cubano?
Cada apagón es un recordatorio de la fragilidad estructural que define al sistema eléctrico de Cuba. Mientras los discursos oficiales prometen soluciones que nunca llegan, la realidad se impone: noches interminables, familias al límite y una pregunta que se repite como un mantra colectivo: ¿Cuánto más se puede resistir?
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Con información de: Cibercuba
Redacción: CubaEnfoque
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